Una vergonzosa realidad que pone en peligro la salud y el bienestar
de los vecinos del Barrio Campos II
¨Yo te invitaría un dia a comer un asado y vas ver la cantidad de moscas que hay¨, la propuesta de Germán Coronel, vecino del Bo Campos II y jubilado de Vialidad, suena hipotética y a la vez amenazante no por la disposición del anfitrión sino por la preocupante realidad de los muchos habitantes de ese sector que a fuerza de sacrificio levantaron sus viviendas a escasos 400 metros, los menos, del ex basural de esta ciudad.
Este medio recorrió el extenso predio donde durante años el municipio arrojó los residuos domiciliarios haciéndose eco de la carta que la Flia Coronel envió a F.M. Pueblo alertando sobre el peligro que significa la cotidiana presencia de automotores particulares que descargan desechos en el lugar.
Hace varios años que los camiones municipales dejaron de arrojar los residuos domiciliarios allí. Cuando se tomó esa medida, muy acertada por cierto, los habitantes de esa zona, que levantaron sus muy humildes casas a la vera de lo que fuera antaño el camino al Chaco, respiraron aliviados pensando que una larga pesadilla había llegado a su fin.
Pero no contaron con la desaprensión de muchas personas de buena posición, que a bordo de sus vehículos continúan con la costumbre de arrojar sus desperdicios no solamente en el basural sino desde 200 o 300 metros antes como muestran las fotos que acompañan esta nota.
A la hora que este medio regresaba a la base luego de observar la zona de marras se cruzó con dos personas que a bordo de una camioneta 4 x 4 de color blanco se dirigían al basural con la parte trasera cargada de desperdicios.
Afirman los firmantes de la carta que ¨esta basura en su proceso de descomposición produce gases de tipo invernadero como el metano, óxido nitroso y dióxido de carbono que ocasionan graves daños por su toxicidad y además permanecen suspendidas en el aire durante mucho tiempo¨.
Recuerdan que si bien ese predio no fué limpiado en su totalidad se siguen arrojando allí basura de todo tipo incluso orgánicas, inorgánicas y hasta sanitarias como bien lo pudo comprobar el cronista hace unos años y cuyas connotaciones fueron motivo de una nota publicada en el diario EL LIBERAL:
Aseguran los vecinos que esta realidad los agobia a diario por lo que apelan al sentido común de la gente para que tome conciencia de los daños que ocasionan y consideren la posibilidad de rever su actitud.
También piensan que los gobernantes deberían tomar cartas en el asunto porque está en juego la salubridad de muchos niños que junto a sus padres tienen derecho legítimo a respirar el aire puro que es una preocupación de todo el orbe.
Recorriendo la zona aledaña a Quimilí donde se asienta esta problemática es dable observar la manera en la que el ejido municipal se ha ido extendiendo hacia el este por sobre el terreno donde antaño corrieran las vias del ex Ferrocarril Belgrano.
Casas muy humildes, de palo a pique, con techo de chapas y algunas de solamente tela plástica cobijan familias enteras que tienen sus ilusiones de un futuro mejor. Ladrillerias y hornos de carbón son emprendimientos en los que la laboriosidad tiene su máxima expresión y es justo que las autoridades protejan a quienes las impulsan como corresponde a cualquier ciudadano nacido en esta noble tierra.
Nota de la Redacción: A alguien puede sonarle sino docta bien informada la carta de la Familia Coronel. Pero no sería para nada extraño si se tiene en cuenta que dentro de ese núcleo familiar, bien nutrido por cierto en cuanto a integrantes, hay empleados y estudiantes en distintos niveles que enaltecen a sus patriarcas. Estos edificaron allí una casa confortable pensando que en su vejez disfrutarian de un merecido buen pasar pero nunca imaginaron que ese pedazo de tierra que cultivan con amor todos los dias les sorprendería con esta amarga realidad que los perjudica y los preocupa cada dia.
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