DOÑA INES CUMPLIO 83 AÑOSY LOS
FESTEJO AL AMPARO DEL CALOR FAMILIAR
Jolgorio. Una larga mesa tendida en el
patio solariego cobijó una rumorosa concurrencia que no se amilanó
ante la amenaza de una pertinaz llovizna que por momentos amenazó
con aguar la fiesta.
El mediodia del pasado martes 2 del cte
el cronista formó parte, invitado por supuesto, de un hermoso
acontecimiento familiar en el Bo Belgrano: el cumpleaños number 83
de Doña Inés Farias de Dominguez, una madre de aquellas que supo
traer al mundo una variopinta cantidad de hijos, muchos de los cuales
juegan de locales y otros de visitantes, aunque la distancia no es
inconveniente para hacer llegar el cariño, en esta época en la que
las redes sociales y la telefonía es cosa de no creer.
Expertas ecónomas y duchos asadores
hicieron vanagloria de sus aptitudes culinarias conformando un menú
que a la hora de la largada casi abrumaron a los comensales empezando
por unas empanadas de pescado que creo sobraron dos dias atrás y que
sabían riquísimas, una novedad para este degustador que nunca las
había probado, aunque amante de los alimentos cárneos no le sacaba
el ojo a la humeante parrilla que a pocos metros provocaba con los
efluvios.
A la hora señalada líquidos de toda
laya se aposentaron en la mesa y fué el momento de atacar el asado
de vaca, los chorizos, el lechón, el pollo, que acompañados de
ensaladas varias desfilaron por
el tendido.
De a ratos una ligera llovizna
incomodaba pero no mucho aunque absortos en tan noble cometido el que
suscribe piensa que no lo hubiera hecho ni una tormenta como la que
desgraciadamente asoló a La Plata y alrededores.
La sobremesa fué larga y en esos
interines el feliz cumpleaños sonó fuerte y tierno para la dueña
de casa que a pedido de terceros tomó la palabra y muy suelta ella
agradeció la presencia de propios y extraños.
El corte de la torta y las fotos para
el álbum sentaron un emocionado precedente y entre alegría y
anécdotas varias el festejo ameritó los deseos de salud y larga
vida para la homenajeada y aquí se corta el hilo del relato porque
el escriba recuperó la conciencia como a las dos de la madrugada.
Qué lindo la pasamos.
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