Más de cincuenta niños, adolescentes y adultos fueron confirmados en la fe por el Obispo de Añatuya, Monseñor Adolfo Armando Uriona durante el oficio religioso que se celebró en la tarde noche de este sábado 30 de mayo en la Iglesia San Pedro y San Pablo.
La capacidad del templo primorosamente adornado para la ocasión fué desbordada por la gran cantidad de fieles que acompañaron con su presencia a los confirmandos.
Estos, celosamente preparados para este gran paso en su vida cristiana, se encolumnaron junto a sus padrinos en la parte exterior de la iglesia en el comienzo de la ceremonia recibiendo de estos la señal de la cruz como manda la liturgia.
A continuación ingresaron pausadamente en el templo ubicándose en perfecto orden en los lugares establecidos dando comienzo al oficio religioso con la presencia de Monseñor Uriona acompañado por el párroco, padre Eugenio Milewicz, su colaborador en la tarea pastoral, padre Mario Orieta y una buena cantidad de monaguillos y acólitos.
La liturgia transcurrió en los pasos establecidos y llegado el momento los niños y jóvenes recibieron el sacramento de la confirmación por el celebrante acompañados por sus respectivos padrinos.
En su homilía Monseñor Uriona se refirió a la sutil fortaleza que le da al cristiano el Espíritu Santo
al cual comparó con un soplo, un viento como lo ejemplifica la palabra en el idioma original del Evangelio.
Este se manifestó en tres importantes y fundamentales ocasiones: al fecundar a la Vírgen Maria para que diera a luz al Hijo de Dios, Jesucristo, al impulso que le diera a éste para que saliera a difundir la Palabra y a la fuerza que le diera a los apóstoles, hombres comunes, pobres y casi sin cultura que se convirtieron luego de adalides y difusores plenos de las convicciones cristianas.
La continuidad de la liturgia y el final con la bendición apostólica marcaron el corolario de una noche plena de emociones y sensaciones que quedarán grabadas para siempre en el corazón de los presentes.