SE
RINDIO HONORES A SAN ANTONIO DE PADUA
En la casa de campo de Teresita y Rubén
Romano. Los anfitriones ofrendaron su proverbial amistad a gran cantidad de
visitantes que se hicieron presente para compartir esta ya tradicional
celebración.
Los
anales católicos dicen que San Antonio fué un frasciscano que se destacó tanto
por la predicación como por su tarea como teólogo, en la cátedra de Bolonia.
Predicaba en plazas y mercados, llamando a la conversión y denunciando la
avaricia y la usura, Fué provincial de los franciscanos. Murió muy jóven, en el
año 1231, a los 36 años, con fama de santidad. El pueblo reconoció en él a un
predicador del evangelio y a un sanador amigo de pobres y oprimidos.
La
devoción a San Antonio de Padua es muy particular en el contexto familiar del
matrimonio integrado por Teresita Salcedo y Rubén Romano, vecinos del Bo Colón.
Aborigen de estas tierras él, mezcla de diosa y pantera ella, oriunda de la
vecina República del Paraguay.
Por
esas cosas del destino ambos cruzaron sus caminos en la ciudad de Buenos Aires
en tiempos pretéritos cuando por razones laborales ambos habían dejado sus
lugares de origen.
El
flechazo de Cupido unió sus vidas y desde entonces mucha agua ha corrido por
debajo de los puentes.
Radicados
ya en esta ciudad Teresita Romano, su apellido original se perdió por esas
cosas de la cotidianeidad pueberina, se dedicó a un oficio, la peluquería, del
cual por entonces fué pionera y que hoy tiene legiones de seguidores.
Pero la
marca quedó registrada desde un vamos y la pléyade de frondosas cabelleras
femeninas y otras, varoniles, no tantas, sentaron una impronta que se fué
agigantando con el paso del tiempo.
También
las aptitudes canoras fué una asignatura que la protagonista supo desarrollar a
la par de la conformación de un hogar en el que serena y mansamente anidó el
amor acotado en cantidad pero abundante en amor y compañerismo.
Para su
solaz el matrimonio posee unas hectáreas de campo a pocos kms de esta ciudad,
casi a la vera de la ruta al norte, donde una antigua casa, una represa, cobija
entre tantas lindezas un pequeño templete con la imagen de San Antonio de
Padua.
Pos
esas cosas de la fe y la devoción los 13 de junio de cada año la bucólica
tranquilidad del solar se transforma en un hervidero de gente que llega en
distintos medios de locomoción para acompañar a los anfitriones en el dia del
santo.
Este
año no fué la excepción y ya desde la madrugada el trabajo fué duro y parejo en
la preparación de distintos manjares para atender la demanda manducatoria de
propios y extraños en la forma de dos robustas ollas de locro, además de
empanadas, asado de una vaquillona sacrificada al efecto y peninsulares pizzas.
En
horas de la mañana se traslado la imagen del Santo a la vera de la casa
solariega, a pocos metros del núcleo principal de la casa, donde las mesas
tendidas esperaban la impaciente demanda de los visitantes que a esa hora se
incrementaba en proporciones geométricas.
Con la
presencia del padre Guillermo Burdett, párroco de Santa Rosa de Lima y el rezo
de Nancy de Carabajal de un misterio del rosario se cumplimentó la parte
religiosa de una fiesta que se ha convertido en una hermosa tradición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario