FESTEJAMOS EL CUMPLEAÑOS DE DOÑA ¨NEGRA¨ BELIZAN DE BALBUENA
El mediodia del pasado martes 10 del
cte compartimos este hermoso evento familiar junto a su esposo Don
Ramón, su hijo ¨Toto¨, la nuera Tomasa, nietos y otros familiares
arribados especialmente desde Buenos Aires. El menú, mmmm.....
En aquellos tiempos pretéritos, en la
localidad de Weisburd, cuando la fábrica de tanino era dueña y
señora de la comarca, la población vivía al ritmo de esas
gigantescas trituradoras de materia prima extraída de los bosques
aledaños que por obra del trabajo cotidiano se convertían de oscuro
jugo en producto que viajaba allende la distancia para ser utilizado
en fines industriales.
La altísima chimenea lanzaba un
contínuo humo blanco hacia los cielos como un vaporoso latido
omnipresente de la vida y el trabajo, sin prisa y sin pausa, de una
comunidad que velaba las armas del tesón y el sudor, defensoras de
sus sueños.
En aquel contexto arribó a la
localidad una hermosa jóven, morocha ella, de grácil paso y airoso
continente, ¨Negra¨ de apodo casi lógico y de apellido Belizán.
Provenía de una arraigada familia de extramuros en la que no pocos
descollaron en el campo de la música, intérpretes del bandoneón,
en tre los cuales se puede mencionar a ¨Bauti¨y ¨Ushi¨, hombres
que dejaron una estela imborrables por sus cualidades y don de
gentes.
La jóven de marras trabajaba en una
casa de familia y como tantas otras de su edad, por aquellos tiempos,
no disponían de mayores atractivos en lo que respecta a diversiones
y prácticamente vivía para su trabajo y nada más.
Quiso el destino, que cayera por esos
pagos un jóven proveniente de la zona del Chaco, llamado Ramón
Balbuena, hombre de buen ver, para cumplir funciones laborales en la
fábrica de tanino.
Se dieron las circunstancias, el
conocerse, el flechazo, el connubio y lo demás vino por añadidura,
como se estilaba en aquellos buenos viejos tiempos, dando paso a un
hogar consolidado por el amor y el respeto, y la descendencia que
llegó para alegrar las jornadas cotidianas y el devenir de los años
que trajo como lógica consecuencia la paz y el sosiego.
Por estos dias la serena presencia de
Don Ramón y la sonrisa que estalla como una flor perlada de rocio en
el rostro de Doña Negra constituyen un tesoro invalorable para
quienes disfrutan del ocaso de sus vidas que como el sol en las
tardes solariegas se agranda y embellece cual crepúsculo de un
hermoso dia.
En la oportunidad el festejo de los 82
años de Doña Negra fué motivo para que el acogedor comedor de la
casa de su hijo, el Toto, se poblara de rumorosa presencia adornada
la mesa por sabrosos platos preparados por ecónomas expertas.
La amable reunión tuvo el corolario
del ¨feliz cumpleaños¨ entonado a voz en cuello por los
presentes, algo destemplado pero
sincero en los deseos de alegria y felicidad para la cumpleañera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario