BAUTI, UN PICHON DE CANILLITA
Todas las mañanas el diario El Liberal
llega a la ciudad en horas no muy tempranas pero si dentro de lo
medianamente correcto. Aclaro que el matutino no llega como lo recibe
el lector sino separado en distintos paquetes: las tapas, por un
lado, por otro el cuerpo interior, los suplementos, etc. Aquí los
armamos y salimos a entregarlos, los canillitas a sus clientes, el
que suscribe a los puntos de venta y también a clientes fijos.
Cuando voy por el Bo Colón ya sea en la moto o el diariomóvil de
cuatro ruedas, al entregar en casa de Mabel Carlón casi siempre está
en las inmediaciones un gurrumín de pocos centímetros de alzada. Al
ver la presencia del infrascripto acude presuroso y se encarga de
recibirlo y luego entregarlo en el domicilio respectivo. Creí
conveniente y simpático corresponder a su diligente colaboración
inmortalizándolo o poco menos, en esta viñeta que retrata un
pequeño personaje de esta variopinta comunidad que siempre tiene
algo para mostrar, no solamente accidentes o eventuales
comercializadores de sustancias ¨non sanctas¨.
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