ASADO, CABRITOS, LECHONES, POLLOS, LOCRO, ETC, UN
DERROCHE DE SABOR EN EL BO ALOMO
Lo ofrece en este viernes primero de mayo, Dia del
Trabajador, la carnicería LA VACA NO ES MIA, de Miguicho Landriel, en el sector
oeste de la ciudad.
La mañana otoñal, tirando a estival, a pleno sol y con un
cielo diáfano predispone al esparcimiento en esta jornada del 1ro de mayo,
habitual motivo de regocijo en todo el orbe por la celebración del Dia del
Trabajador.
Quimilí no es la excepción y por doquier se advierten
movimientos de tropa que se disponen a hacer honor a los fastos con la
elaboración y consumo de distintas pitanzas y municiones de boca dignas del
célebre Pantagruel, aquel que el bardo inmortalizara como sinónimo de ingestión
de una variopinta oferta de exquisiteces culinarias.
En el sector oeste de la ciudad, a la vera dela cancha del
Club Malvinas, se levanta una locación comercial conocida como La Vaca No Es
Mia, propiedad de Miguicho Landriel, aborigen de la zona de Pozo del Toba,
conocida como Lote 28 o 29, no me acuerdo exactamente.
La inexactitud no es óbice para que el cronista no se
acerque por esos lados para pispear lo que abundantemente se ha propalado en
estos días por un popular medio de comunicación: la elaboración por expertos,
de asado de ternero a la estaca como así también cabritos y lechones, pollos a
la parrilla y a la sombre de un árbol un locro que a la hora de la visita
burbujea suavemente mientras el encargado lo mece con amorosa solicitud.
Este panorama de bucólica actividad se complementa calle de
por medio con un campeonato de fútbol que se disputa en la vecina cancha de
Malvinas donde tranquilos espectadores asisten pasivos a un entrevero de
jugadores de distinta laya, algunos de los cuales muestran una alarmante falta
de estado físico, llámese extrema flacura y otros en las antípodas, con kilos
de más que de ser visto por algún profesional médico los inhabiliataría ipso
facto.
Más allá del panorama deportivo coyuntural lo que hace a la
cuestión es lo que sucede al frente, donde algunos impacientes ya revolotean
mientras el fuego rodea los hierros
cargados con apetecibles delicattessen las cuales van adquiriendo un alarmante,
para los jugos gástricos mañaneros, color dorado indicador de que la cocción va
llegando a su punto máximo.
De esta manera el leid motiv de la jornada irá tomando color
y el jolgorio que se avecina vestirá de fiesta los hogares que en menor o mayor
medida tendrán su festejo, tan caro a los sentimientos de propios y extraños
como el de tantas otras celebraciones tradicionales de esta comunidad. Buen
provecho.
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