DESDE AVILA CAPITAL, ESPAÑA, LUCHIN JAIME NO OLVIDA A
SU QUIMILI NATAL
Es un quimilense que se marchó a la península junto a su familia y se adaptó a otra idiosincracia en la búsqueda de un porvenir más venturoso.
La línea telefónica trae su voz y su alegría por escuchar desde la computadora los sonidos de su terruño de origen a través de las transmisiones via Internet de F.M. Pueblo.
Hace un par de dias se comunicó con el conductor Chiqui Carabajal para contarle que en Avila Capital, donde reside a una hora de Madrid, SALIO EL SOL.No es poca cosa si se tiene en cuenta que este invierno fué muy pero muy riguroso y que la nieve es cosa de todos los dias a esta altura del año.
Luchin y su esposa Viviana Paz, oriunda de la ciudad de Buenos Aires, tienen seis hijos y la más chica, de 4 años, es española. Afincados en esa región desde hace unos siete años van forjando su destino con el esfuerzo cotidiano. Trabajo y estudio, son la constante en una familia que sin embargo no reniega de sus raices, de sus ancestros, de aquello que dejaron y que por supuesto añoran.
La alegria de contactarse con este interlocutor y por ende con este medio,aunque él no lo sabe , aflora a raudales en la conversación que llega clarísima y en la que cada inflexión se siente como si estuviéramos frente a frente.
Preguntado sobre su asistencia a eventos deportivos de fuste cuenta que concurrió al estadio Vicente Calderón del Atlético Madrid, de hecho la ciudad capital de España queda a solo una hora de viaje en autobús, y que la presencia en el Bernabeu del Real es casi una utopía por que los aficionados en su mayoría tienen abonos reservados con antelación y que conseguir una entrada es harto dificil, además, por el precio que se hace casi prohibitivo a cierto nivel.
Luchin, 43 años de edad, cuatro hijos varones, los primeros y dos nenas es además, por si fuera poco, como dicen los vendedores ambulantes, abuelo. Su hijo mayor formó pareja con una jóven oriunda de Perú y son padres de un nene.
La conversación fluye amena y los detalles van conformando un panorama que se va ampliando. El cronista es más que curioso, como corresponde e inquiere sobre su trabajo. Contesta el aborigen quimilense que está a escasos diez minutos de rigurosa infanteria, por decisión propia porque es dueño de un automóvil, algo que allí es casi tan común como tener una bicicleta por estos pagos.
De hecho tiene un buen pasar, su vivienda es un ¨duplex¨, lo que aquí sería un chalet de dos plantas.
Trabaja en un polideportivo que, lógico, es a todo trapo, con ¨piscinas´ climatizadas, canchas de césped sintético, entre otras muchas otras atracciones para los habitués.
Así nos vamos enterando del entorno familiar y laboral del amigo, allende el océano, que parece estar ¨ahicito¨, a tiro de cascote, por esa cercanía que emana de la amistad, a flor de piel, a pura emoción y sentimiento y al que saludamos en el final con un sincero abrazo, deseándole paz y felicidad para él y toda su familia.
Luchin cuenta de su satisfacción por poder acceder a productos de neta raigambre argentina al visitar un comercio de Madrid que se especializa en esa línea. Yerba Taragui, Amanda, CBS, dulce de leche, etc, forman parte de esa imprescindible provisión. Uno no quiere ni imaginarse lo que sería ver por la ventana caer la nieve sin tener a mano un buen mate que le caliente el pecho. Que nó?
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