LA YERRA DE LOS
PONTI, UNA ACONTECIMIENTO EXCEPCIONAL
La inclemencia del
tiempo en la jornada del sábado 5 de julio no le quitó un ápice de relevancia a
la habitual cita de todos los años en el Establecimiento Sol de Mayo, adonde se
llega como quién se va a EL Colorado y ¨ladeando¨ unos 8 kms al noreste por un
camino de tierra en impecables condiciones.
Si así no lo fuera no
le quitaría ni una pizca de convocatoria a la yerra de ¨los Ponti¨, una cita
tradicional en la que se entremezclan las actividades específicas de un
emprendimiento rural de larga data, con las habituales tareas que dan comienzo
con las primeras horas del dia..
¨Aquello no era
trabajo, más bien era una función¨, dijo José Hernandez en el Martin Fierro, la
obra cumbre de la literatura gauchesca de la Argentina al referirse a este tipo
de menesteres. Los corrales atiborrados de hacienda con los balidos de terneros
y novillos que saldrán al ruedo para un despliegue cuasi coreográfico de
expertos en tirar el lazo, el animal que dispara a todo lo que da, los lazos
que buscan la presa y el grito de triunfo del que acierta con el pial certero
que da por tierra con el fugitivo. Y allí se arrraciman sobre el bicho el que
lo sujeta, otro que señala, el que aplica el hierro candente en medio de una
humareda de pelos quemados y el que presto y eficaz como un cirujano le quita
los atributos masculinos al pobre cuadrúpedo que no tiene más alivio para su
martirio que un balido lastimero que parte el alma.
Mientras tanto y en
otro rol no menos importante expertas ecónomas y serviciales adláteres preparan
rícas empanadas y locro, el experto asador, en este caso el ¨Gringo¨ Arias que
enciende el fuego para dar dar curso a sus conocimientos cimentados en muchos
años de experiencia, De allí el resultado de carnes doradas y deliciosas,
lechones y cabritos a la llama que llegado el momento servirán solícitos mozos
a comensales que se salen de la vaina por dar rienda suelta a sus afanes
manducatorios.
Todo este ritual se
cumplió en la ocasión con puntillosa dedicación, bajo la atenta mirada de la
anfitriona Doña Silvia y sus hijos que están en todo cuidando que se cumplan
todas las expectativas y nada quede librado a la improvisación. Para completar
este panorama rebosante de epicúreas satisfacciones, en un escenario montado al
efecto comenzará el desfile de reputados artistas, en este caso Los
Cachapeceros y el omnipresente Pastor Luna, muy bien catalogado el Rey del
Chamamé.
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