Margarita Felicinda Gonzalez de Coronel disfruta del cariño de familiares y amigos, merecido homenaje a toda una vida de trabajo y sacrificio.
Corrían los albores de la década de los 80 cuando en los amaneceres de Lanús, ciudad de Buenos Aires, una silueta femenina se alcanzaba a divisar, escoba en mano, barriendo las calles de esa populosa barriada. Vaya si era novedad, puesto que se trataba de la primera mujer barrendera de ese municipio y era santiagueña: se llamaba Margarita Gonzalez, oriunda de Quimili, provincia de Santiago del Estero.
Es la misma que en la mañana de este viernes 28 de enero, con una temperatura benigna en comparación a tórridos dias precedentes, sonrisa en ristre y alguno que otro achaque lógico a la cantidad de almanaques que quedaron en el camino, se dispone a posar para el fotógrafo en la cálida sencillez de su comedor, en la casa del barrio Colón que supo y sabe de alegrías y tristezas, como cualquier hogar que se precie.
La cantidad de fotografías que pueblan los añosos muebles remiten a etapas de su vida que rememora con el talante de siempre. Su nacimiento en Estación Tobas, a pocos kilómetros de Añatuya, su matrimonio con el inefable Hugo Coronel, fallecido hace 18 años, hombre que supo trabajar como vaporista en el ferrocarril Belgrano, empresa que al hacer mutis por el foro dejó una pleyade de familias indefensas que debieron recurrir a soluciones de emergencia para apechugar lo que hasta entonces era un panorama exultante de paz y de trabajo.
Resultante de esa situación fué su experiencia como numeraria del municipio bonaerense. De allí en más cuenta de su trabajo como empleada de la Clínica San Roque, trabajó que desempeñó durante 21 años. De sus tareas, durante cinco años, como cocinera de la empresa Hemarsa.
Mientras tanto se dió mañas para criar a 11 hijos, uno de los cuales, el entrañable ¨Pocoto¨, se fué de este mundo cuando solo tenía 27 años.
Con envidiable memoria enumera a su prole: Walter Hugo, Irma Beatriz, Norma Graciela, Aldo Horacio, Juan Carlos, Rubén Dario, Margarita del Valle, Ramón Osvaldo, Omar Abel, Daniel Alfredo ¨Chunca¨, y por último Alberto, hijo por crianza, del corazón.
La estadística incluye 22 nietos mal contados y una ¨tracalada¨ de bisnietos, tantos que fueron vanos los intentos por enumerarlos. En resumen, una hermosa familia, que este sábado estará reunida, junto a incontables amistades y luego de compartir la cena multitudinaria brindarán con las copas, vasos, botellas plásticas cortadas al medio, en fin, lo que sea, por estos hermosos 80 años de la ¨Maga¨, una mujer luchadora que bien se merece esta grandiosa cosecha porque a través de los años sembró una semilla que no cayó a un costado del camino, ni entre las piedras o las espinas, cayó en tierra fértil, tierra santiagueña, que le dió estos hermosos frutos que son su mayor orgullo.
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