jueves, 18 de agosto de 2011

Un orgullo de la región

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LA CABAÑA CAPRINA ¨LAS MARIAS¨ CUENTA CON
REPRODUCTORES DE RAZAS RECONOCIDAS A NIVEL MUNDIAL

Son ejemplares de primer nivel de las razas Boer y Nubian para una excelente producción de carne y leche, refiere su propietario ¨Luchin¨Cejas quién acompañado de sus hijos impulsan este emprendimiento asentado en el sector oeste de la ciudad.

Como quién se sale hacia Weisburd por la prolongación de la Avenida San Martin, se gira hacia la izquierda por la ruta enripiada y tras recorrer un kilómetro se baja hacia la derecha por un callejón de tierra que tras unos minutos de marcha sostenida desemboca en la Cabaña ¨Las Marias¨, propiedad de Marcelo Cejas e hijos.
Allí se asienta una excelente producción de ejemplares de reproductores cuyas bondades se pueden apreciar en las notas gráficas que acompañan la nota.
En un corral de regulares dimensiones se encuentra la majada con ejemplares de distintas alzadas provenientes de la mezcla de cabras criollas inseminadas con razas extranjeras en los tiempos en que ya casi en los coletazos de su prolongada gestión el Gdor Carlos Juarez se le dió por mirar con mayor atención las necesidades de la gente del interior.
En un primer momento, cuenta ¨Luchin¨ mientras acompañado de dos de sus tres hijos trajina en el corral, se inseminó la raza Saanen pero esta no se adaptó a las características del terreno por ser de zona de pastizales y espacios abiertos y eminentemente de producción lechera, nada que ver con el monte y los fachinales.
Más éxito tuvieron la raza Nubian y Boer, exuberantes en producción de carne y leche y de carne, respectivamente.
A la sombra de un árbol se encuentra amarrado un hermoso ejemplar de está última especie y un poco más allá, en un corral con alambre tejido perimetral otros de la primera raza, ¨mesturaos¨ con cerdos y aves en una amigable convivencia.
El anfitrión cuenta con cuatro ejemplares adultos, dos de cada raza, los cuales están en el apogeo de sus cualidades específicas, acotando el propietario que el animal está en condiciones de tal al año y ocho meses de vida al igual que las cabrillas, en ese mismo segmento generacional.
Se puede apreciar las bondades del plantel en los cabritos, cabrillas y cabras adultas que pueblan el corral, lustrosos de pelaje y de proporciones adecuadas aún para el neófito en la materia más acostumbrado a apreciar esas cualidades alrededor de una mesa bien servida antes que en las elucubraciones cuasi técnicas.
No solo de cabritos y reproductores vive el hombre por lo que el anfitrión cuenta con otros emprendimientos como la fabricación de ladrillos, la cria de algunos animales vacunos y yeguarizos aunque le queda un resabio amargo de esto porque una plaga reciente le dejó como saldo la muerte de varios animales.
¨El Ministro Gelid me prometió tres vacas lecheras para compensar está pérdida pero no puedo acceder a ellos porque tengo que fletarlos desde una zona donde un productor me tiene con que si y que no, por distintas razones ¨, cuenta con mucha desazón.
La tarde se va, el sol ya se oculta en el horizonte y en la Cabaña Caprina Las Marias está finalizando una jornada más de trabajo que se esperan sea de mayor productividad y de realizaciones en un futuro no muy lejano, asi lo esperan quienes la trajinan dia tras dia, con empeño y esfuerzo no exentos de tozudez.





Hace muchos años poblaron este predio de 9 hectáreas en zona de extramuros el matrimonio integrado por Maria Santos y Valeriano Cejas, ambos provenientes de Quishcaloro, tras vivir un buen tiempo en Alto Verde, paraje de nombre bucólico emplazado en medio de la floresta.
Aquí edificaron su vivienda de tipo rancho y criaron a su familia. El, de continente ascético casi se diría quijotesco por su flacura, solía rumbear al pueblo por sus menesteres, montado en un burro ¨enaperado¨, en una simbiosis casi perfecta por la envergadura de cada uno.
Mientras tanto, Doña Maria desplegaba sus habilidades en un telar criollo, entre otras habilidades proverbiales de las mujeres de la época, amasar, cocinar, preparar derivados de la leche como quesillos, quesos, etc.
Pero su mundo era el telar. Hoy está pisando los 92 años. Sus ojos se han quedado sin luz y en ese mundo de tinieblas rescata como un tesoro invalorable sus recuerdos, los malabares con el huso y la ¨pushcana¨ y ese abanico de colores que transformaban los hilos de lana en magníficas e invalorables ¨chusis¨ y baitones que todavía andan por ahí calentado humanidades en los rigores invernales..
En la soledad de la casa casi abandonada, mientras disfruta de la alegría que le brinda el bullicio de algún nieto y de la compañía de la radio que le trae la música y la palabra, Doña Maria Santos es como el ¨leid motiv¨¨ del santiagueño que le pide a Dios rezando, ¨que su mama nunca muera, que ¨dure dentro mi rancho, como estampita siquiera¨.  






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