En el Bº Alomo

QUIMILENSES EXPRESARON SU DEVOCION

AL SEÑOR DE LOS MILAGROS DE MAILIN

Lugar. El domicilio de Carli Marquez y flia convocó a una buena cantidad de fieles en una celebración tradicional que cada año, pasada una semana de la fiesta grande, reúne a una multitud de devotos en el sector oeste de la ciudad.

En zona de extramuros de la ciudad, donde el sector urbano se abraza con el campo, se encuentra un predio con la vivienda de Carli Marquez, integrante de una familia tradicional. Un portón da entrada a un amplísimo patio que invita sobremanera a la realización de actividades varias, hasta podría cobijar un picado de fútbol si se quiere, con eso está todo dicho.

Desde hace unos años ese ámbito ha sido consagrado, una semana después de la fiesta grande del Señor de los Milagros de Mailin, a resaltar en propios y extraños la devoción tan característica de los santiagueños.

Con un comienzo tímido el correr de los tiempos ha ido consolidando la proyección de la fiesta convirtiéndose en un hito tradicional que convoca a gran cantidad de personas que amén de prender velas y recibir gracia de la imagen sagrada dedica sus afanes posteriores a danzar al ritmo de briosos chamamés interpretados por un rimero de conjuntos musicales.

En esta ocasión, en que el clima hasta hace pocos dias benigno ha pegado un brusco giro a temperaturas acordes a la época, la circunstancia no fue inconveniente porque caida la oración comenzó a congregarse la concurrencia.

Cuando la noche extendió su poncho de sombras, a la vera de un entechado preparado al efecto, con la Sagrada Imagen adornada por flores del campo y de papel, un sin fin de velas encendidas fue el marco para el rezo del Santo Rosario que tuvo su voz cantante en Doña Nancy de Carabajal, secundada por Doña Myriam Malaga y todos los circundantes.

Al cabo de este momento de intenso recogimiento la fiesta siguió su curso con el entusiasmo previsto y el excelente sonido de Coco Santillán fue aprovechado al máximo por los músicos convocados para la ocasión.