Tiene un poco más de un año, me lo dieron
cachorro y medio, mi nieta Jimena le puso ¨Dao¨, como el perro de Pochi Chavez
por la circunstancia apuntada. Es mi fiel escudero en la caminata de todos los
dias y en estos momentos que pergeño esta apostilla está echado bajo de la mesa
de trabajo junto a la Pupi que es la otra mascota de la casa. Por las tardes, a
una hora determinada andan inquietos los tipos por que es la hora de ir a la
Plaza del Maestro y ahí mientras hago usufructo del circuito ellos se dedican a
correr como locos y guay que algún congénere ose hollar la superficie del
predio porque se le van al humo y más si es de poca alzada el intruso le piden
documentos, de donde es, que anda haciendo, para donde va, en fin, la
gendarmería es un poroto. Una vez cumplimentados estos pasos recién le permiten
la circulación al atribulado can. En estos dias en que se hacen sentir los
primeros frios, algo tardíos, el susodicho aprovecha las comodidades de mi
camioneta 2x3, es la frecuencia con que sufre algún desperfecto mecánico, para
descabezar un sueño. En esos menesteres fue sorprendido en una siesta de corte
cuasi invernal recuperando energías como buen perro de raigambre
proverbialmente santiagueña. Que nó?
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