En una jornada desapacible en lo climático, en la que la lluvia fué una constante, las calles y caminos de acceso convertidas en lodazales no fueron inconveniente para que los devotos del Gauchito Gil llegaran hasta el templete ubicado en el sector noroeste de la localidad de Weiburd.
Allí, a escasos 200 metros de la casa de la familia Dorado, en medio de un remolino de banderas rojas, identificatorias del culto que tiene su epicentro en la ciudad de Mercedes, Corrientes, se congregaron los devotos, avanzada la tarde del pasado sábado, cuando amainaron las condiciones adversas del clima.
Entre el encendido de velas rojas y la música de toda laya se distinguió la presencia del grupo folklórico de raices locales en su mayoria, Los Chilalos, quienes desgranaron su repertorio de ritmos telúricos para beneplácito de los presentes quienes aplaudieron con entusiasmo zambas, gatos y chacareras.
Antes, en horas del mediodia, cuando arreciaba el temporal, una poblada convocatoria familiar llegada especialmente de Buenos Aires para esta ocasión, junto a otros entusiastas adherentes de la zona, atacaron con entusiasmo más que ferviente las exquisiteces salidas de las parrillas ubicadas a buen resguardo.
Es así como desfilaron por la larga mesa deliciosas tiras de asado de una res faenada en las vísperas, carne de lechón y chorizos, aderezados con un compuesto explosivo en base a ají del monte que hizo exclamar a un veterano: “Bueno, si con esto no arranca, no arranca más”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario