martes, 7 de septiembre de 2010

POSTALES QUIMILENSES



COMO PERRO EN MOTO

Que los tiempos ¨cambean¨, como decían antes las porteñas, es una verdad de Perogrullo. Y que el perro es el mejor amigo del hombre, también, salvo que sea un rotweiler o un dogo de esos que aún detras de un alambrado te hacen erizar hasta el último pelo del cuerpo. Los abórigenes de estos pagos estábamos acostumbrados a ver a los queribles cánidos caminando al paso cansino de un caballo montado sin ningún apuro o haciendo honor con algo más de prisa al inefable refrán que lo adjetiva  de ¨seguidor¨ como perro e sulki. Pero como el caballo está arrinconado en el tiempo a las ignotas tareas rurales y el último sulki que ví es uno desvencijado que tiene como  lo que es, una reliquia, el padre Eugenio en la parroquia, el perro ha ido perdiendo terreno en sus funciones específicas pero siempre hay alguien que rescata del olvido las preteritas cualidades del perro.Es el caso de este ejemplar de don Milla quién acompañado de un tercero se dirige a trabajar en la zona del 110 en moderna motocicleta. Como la distancia no es poca y no solo de pan vive el hombre llevan como pasajero a este bicho que en las verdes praderas y fachinales hará de las suyas en procura de un huidizo mataco y hasta inclusive de un más pertrechado peludo, aunque esta especie, valga la aclaración, no solo se agarran en los recónditos montes. A poco de salir de su domicilio el conductor nota que el combustible no será suficiente para el periplo por eso con buen tino aparca en una boca de expendio y allí está en el menester de aprovisionarse de un líquido espirituoso como quién abreva en el oasis de un desierto..

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