En este dia tan especial, 11 de setiembre, Dia del Maestro, cuando en todos los ámbitos educacionales se vive una jornada muy particularl hay un espacio educativo en el que docentes y alumnos tendrán una recordación más que emotiva por razones que no hacen a la festividad.
Se trata del Jardin de Infantes Nro 121 ¨Billiken¨, el más antiguo de la comunidad educativa quimilense y el que por una razón u otra sigue esperando pacientemente tener una planta edilícea acorde a sus pergaminos.
Por este ámbito, ubicado a la vera de la Avenida Rivadavia, pasó casi como un suspiro una maestra que se ganó el cariño de sus alumnos, la que conquistó a todos, a pura sonrisa, corazón y ternura de madre, como lo que verdaderamente era, y que por un capricho del destino hoy solamente queda su imborrable recuerdo.
MARIA ELENA ZERDA se llamaba. Había nacido en el Paraje Santa Rosa y criado en un ambiente muy humilde, en el que sus padres le inculcaron con el ejemplo el valor de la amistad y el sacrificio. En un ambiente agreste, de monte y fachinal, de balido de cabras y de ovejas, bebió la vida y la volcó en el estudio, en la enseñanza más dificil que es la de lidiar con los más chiquitos, los que empiezan a caminar en el sendero del aprendizaje y a ellos se dedicó con todas sus ansias.
Una noche como tantas, como cualquiera de estas noches de fin de semana, en el que el clima invernal hizo un paréntesis, salió en una motocicleta en compañía de su pareja y quiso la fatalidad por un lado y el desatino de una mente afiebrada por el otro, que un mozalbete irresponsable en la conducción de su rodado los chocara y allí en ese asfalto impersonal y frio se hicieran añicos los sueños, las ilusiones, los anhelos de ver grandes y lindos a sus hijos, de reunirse como cada tanto con su familia y escuchar los chamamés que guitarra en mano cantaban su papá y su hermano.
En este Dia del Maestro habrá una lágrima caliente como una brasa corriendo por las mejillas, porque en este dia, en su dia, en el que tendría que estar como siempre, sonriente y feliz, junto a sus niños, entre globos y mohínes, entre cantos y jolgorio, ella será evocación, homenaje, recordación.
Qué lástima Maria Elena, ojalá algún dia haya una salita de tres con tu nombre, haciendo honor a tu trayectoria inolvidable y tus hijos se sentirán orgullosos porque mamá no se murió, vive en el corazón de quienes disfrutaron de su calidez humana y que siempre la recordarán como lo que fué: una gran maestra, gran amiga, gran persona.
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