Utilizan un bloque de hormigón que data del siglo pasado, antiguo basamento del aserradero de los Torquinst, piedra fundamental del crecimiento poblacional de Quimilí.
La convergencia de la Avenida San Martin y calle Saavedra, a pasitos del velódromo Municipal y de lo que antaño fuera ¨el terreno del ferrocarril¨, ostenta desde hace pocos dias una construcción que va tomando forma y dándole formas, valga la redundancia, a la devoción popular por dos imágenes sagradas de profunda raigambre en esta comunidad.
La más antigua es la de la Vírgen del Valle y la más reciente pero no de menos connotación es la de Santa Rita y ambas están reunidas en una gruta que ha surgido por una llamativa simbiosis entre dos vecinos del Bo Juan Felipe Ibarra.
Uno de ellos, Claudio Rojas, oriundo de La Banda, se asentó hace poco en esta ciudad para desarrollar actividades comerciales, amén de la profesión docente de Maria José su esposa, ¨leid motiv¨ de la presencia de ambos en Quimilí.
El hombre confiesa su devoción por Santa Rita que canalizaba a su llegada en imagen que matrimonio de la zona norte solía venerar en forma cotidiana y especialmente en las festividades. El posterior desguace de la pareja trajo como daño colateral el desmantelamiento del culto y de la fiesta ya casi tradicional y ante la circunstancia Rojas optó por procurar un nuevo lugar para la veneración.
En un viaje de peregrinación a Catamarca adquirió la imagen de su adorada Santa Rita y para no despertar lógicos celos de la anfitriona, también de la Vírgen del Valle, a las que hizo bendecir en la oportunidad.
Una vez que puso nuevamente sus plantas en esta ciudad comenzó a elucubrar sus intenciones y para ello encontró el socio ideal en la persona de Pablo López, jóven vecino del barrio, de profesión albañil.
Ambos tropezaron con un tremendo bloque de hormigon estacionado en la parte exterior del velódromo sin imaginar que el mismo es un testimonio de la nacencia de la ciudad por haber pertenecido al basamento del gigantesco aserradero ubicado donde ahora es la Plaza del Maestro, propiedad de la familia Torquinst y epicentro laboral del primigenio Quimilí.
Alrededor del bloque se levantó la gruta que en su seno cobija a las hermosas imágenes y que en un futuro mediato será bendecido por el padre Guillermo, de la Pquia Santa Rosa de Lima y que pasará a contituírse en patrimonio sentimental y espiritual de los muchos devotos de Santa Rita y de la Vírgen del Valle, fiesta que está ahí nomás a tiro de piedra en el calendario quimilense.
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