SAN CALIXTO, PAPA Y MARTIR
FELIZ CUMPLEAÑOS PARA:
PELIZ CUMPLEAÑOS JUAN CALIXTO LEGUIZAMON
Hace 55 años, a las dos de la mañana doña Dina Leguizamón, vecina de Roversi, dió a luz un hermoso bebé con una particularidad muy especial, tenía bigote. En él puso la orgullosa madre todas sus esperanzas, de grande será guapo, trabajador, pensaba doña Dina para su coleto. Si no es doctor o ingeniero pasará raspando, para su desilusión no pudo terminar ni la primaria. Aprenderá algún oficio, a escribir a máquina aunque sea, se esperanzaba la madre al verlo mover los dedos. Pero ni eso, aprendió a duras penas algunos rudimentos en el acordeón en el que desgrana en sus horas libres que son muchas unos pocos, briosos chamamés. Los chuscos dicen que ha puesto en venta los botones de la izquierda porque a los bajos ni los toca.
Lo que si aprendió es a revolear el vidrio y en ese menester es parroquiano de Doña Blanca quién le contó a este medio que como el hombre colabora en la tienda El Mago Mario, algunas mañanas apura un trago y se despide diciendo: ¨Me voy porque tengo que sacarle las ropas a las chicas¨. A la vereda, por supuesto, que creían Uds.
PELIZ CUMPLEAÑOS JUAN CALIXTO LEGUIZAMON
Hace 55 años, a las dos de la mañana doña Dina Leguizamón, vecina de Roversi, dió a luz un hermoso bebé con una particularidad muy especial, tenía bigote. En él puso la orgullosa madre todas sus esperanzas, de grande será guapo, trabajador, pensaba doña Dina para su coleto. Si no es doctor o ingeniero pasará raspando, para su desilusión no pudo terminar ni la primaria. Aprenderá algún oficio, a escribir a máquina aunque sea, se esperanzaba la madre al verlo mover los dedos. Pero ni eso, aprendió a duras penas algunos rudimentos en el acordeón en el que desgrana en sus horas libres que son muchas unos pocos, briosos chamamés. Los chuscos dicen que ha puesto en venta los botones de la izquierda porque a los bajos ni los toca.
Lo que si aprendió es a revolear el vidrio y en ese menester es parroquiano de Doña Blanca quién le contó a este medio que como el hombre colabora en la tienda El Mago Mario, algunas mañanas apura un trago y se despide diciendo: ¨Me voy porque tengo que sacarle las ropas a las chicas¨. A la vereda, por supuesto, que creían Uds.
MAXIMILIANO SUAREZ - Bo JUAN XXIII
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