Un sueño hecho realidad
En la mañana del miércoles el estruendo de una sirena sonó a música de ángeles en los oídos de los quimilenses por el arribo a esta ciudad de la autobomba que desde hoy pasa a formar parte del patrimonio del Cuerpo de Bomberos local.
Lo que hasta no hace mucho era una utopía pasa a ser palpable realidad y allí está ella, con su característico color rojo, luciendo airosa en el espacio ubicado a la vera de la Avenida Rivadavia.
Su presencia fué saludada con alborozo por los traseúntes que a esa hora transitaban por el centro y barrios aledaños.
Quienes integran la comisión que rige los destinos del cuerpo han llevado a cabo una labor encomiable y hoy gozan de las mieles de haber cumplido una de las pautas imprescindibles en todo cuartel que se precie: contar con un vehículo sólido y confiable con el cual acudir con presteza cuando las circunstancias lo requiera.
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